Poco a poco

Día tras día, voy arrastrándome por este mundo. Me doy cuenta que lo que parecía que iba a ser un camino de rosas, se está convirtiendo en un camino de espinas. Pero como dijo Johann Wolfgang Goethe, "Lo más elevado a que puede llegar el hombre es el asombro". Y en ese estado estoy yo, asombrado de lo que puedo llegar a soportar y a aguantar para perseguir un sueño. Es esa ilusión la que me hace levantarme cada mañana con ganas de circo, de magia, de malabares,... aunque eso a veces es un problema porque entonces dejo de lado otras obligaciones que deberían ser prioritarias según dicen las voces de la experiencia.

Una de estas obligaciones es la universidad, aunque debería sentirme feliz por tener la oportunidad de hacer algo que muchos no pueden, en muchas ocasiones pienso y dudo si no me habré equivocado de carrera o más genéricamente de rama de estudios. ¿Por qué ya me dirás tú que hace un ingeniero siendo artista de circo o al revés? Pero voy a seguir con la universidad hasta que el cuerpo o más bien la mente aguante. Y cuando llegué el momento en que mi mente diga basta tendré que elegir un lado u otro: un trabajo seguro como ingeniero o una búsqueda constante dentro de uno mismo para expresar lo que uno siente.

Llevaba muchos días sin actualizar porque tampoco sabía que poner. Tenía muchas cosas por decir pero como siempre me guardo las cosas para mí hasta que explota. Pero esta vez es diferente esta vez escribo porque quiero, porque me apetece soltarlo aunque nadie lo lea pero no quiero guardármelo más.

Estoy a punto de terminar un curso de Ilusionismo que me puede ayudar a adquirir más destreza en las manos y a formarme aun más como artista circense, ya que además del ilusionismo, bailo, bailo las cariocas y próximamente andaré en zancos. Es decir un "artista" polifacético, aunque me falte mucho para poder ser considerado un artista.
Sin nada más que decir, me despido.

¡Hasta la próxima!

El espectáculo debe continuar...